El 20 % de autopartes de México en EU, sí pagarán arancel del 25 %
- Lourdes Sierra A.
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Las pérdidas económicas y rompimiento de cadenas productivas en la industria automotriz estadounidense así como la caída del índice de aprobación del Presidente Donald Trump al 45 % al pasado abril, fueron el mayor peso de reflexión para el mandatorio en la exención del 25 % de arancel a las autopartes mexicanas. La magnitud de la fuerza mexicana se remite a que aporta el 40 % de la proveeduría a la producción terminal de los automotores estadunidenses. No haberlo hecho, el precio de los autos se hubiera disparado en 3 mil dólares como se dijo conservadoramente en México, aunque análisis de Anderson Economic Group reportó 12 mil dólares. ¿Se imagina, hasta dónde hubiera bajado el índice de aprobación del mandatario?, posiblemente al 35 % lo que hubiera sido desastroso para la investidura presidencial aparte de la profundidad del caos en las bolsas de valores en el mundo, los empresarios hubieran .aportado un mayor declive al termómetro de aprobación.
Hay que destacar que la exención es para las autopartes que cumplen con los requerimientos del T-MEC, porque más del 20.% exportadas que no cumplen sí pagarán el 25 %. Es en esta vertiente operan los recientes decretos del 29 de abril que establecen un reembolso del 15 % a las automotrices en este primer año y el 10% en el segundo.
Digamos que es un mecanismo similar al que aplicó China para la preparación de su industria automotriz en el desarrollo de proveeduría y conocimiento tecnológico paradójicamente utilizando a Tesla, que lo llevó a ser la potencia de ahora. Resultará para EU, ya se verá.
LO QUE SÍ NO SE DEBE perder de vista es esta oportunidad de avance estratégico en la transformación de la industria automotriz mexicana, mediante sus respectivos estímulos reales de la autoridad gubernamental para ese fin, ya que nuevos jugadores continúan arribando al mercado doméstico como Lynk & Co, marca de modelos de lujo perteneciente a Zeekr Group, haciendo de la disputa por los segmentos una verdadera “guerra de precios” que no necesariamente reflejan desarrollo tecnológico para el consumidor, más aún la tropicalización cultural mexicana. ¡En fin!